¿Qué es un ‘mal comportamiento’ en la infancia? Este es el porqué. Pautas y consejos
Cuando un niño se porta mal, nos está revelando aquello que necesita mejorar
Daniel Siegel
La infancia es una etapa de grandes aprendizajes, están descubriendo el mundo que les rodea y adaptándose a las normas y limites de su entorno. El enfado, la ira o las rabietas son normales en su desarrollo evolutivo. Aún están desarrollando las habilidades necesarias para controlar y gestionar sus emociones.
A partir de los 2 años aumentan estas conductas para conseguir o evitar algo. Y hacen cualquier cosa para expresarse: lloran, se enfadan, gritan, rompen cosas, etc. Y pensamos ¿Cómo puede ser? ¡No puedes portarte así, no se grita para conseguir algo! ¡Contrólate o te castigo!
Bien, el caso es que ese niño aún no tiene la capacidad de gestionar esas emociones intensas que le sobrepasan, y puede que no encuentre las palabras adecuadas para expresarse (¿Cómo iba a verbalizarlo si su vocabulario es reducido?). Y, si además de esto, el adulto responde de forma agresiva, su frustración será mayor al verse incomprendido.
Estas conductas pueden deberse a lo siguiente:
Aunque muchas veces nos disguste debemos saber que, en la mayoría de las ocasiones, estos «malos comportamientos» se dan por motivos propios de su desarrollo o aprendizaje, y ese tipo de comportamientos puede ser la única manera en que el niño sabe expresarse.
- Expresión y comunicación, es decir, muchas veces no pueden reconocer qué les pasa y mucho menos expresarlo adecuadamente. Puede ser por cansancio, hambre o algún dolor físico que esté experimentando.
- Puede estar sintiendo emociones desagradables como disgusto, tristeza o puede sentirse herido por alguna causa. Puede no saber expresar estas emociones de forma verbal, pero sí lo expresará a través de sus comportamientos.
- Sentimientos intensos como ira, enfado o frustraciones. Por un lado, estos sentimientos son demasiado intensos como para poder gestionarlos a una edad tan corta. Si ya nos resulta difícil a los adultos contener el enfado, para un niño supone el doble de esfuerzo. También debemos fijarnos si, tras un estallido de ira, el niño obtiene lo que quiere del adulto. Está aprendiendo a conseguir sus deseos de esta forma.
- ¿Hay algún tipo de miedo que no haya expresado? Muchas veces, los niños manifiestan miedos o temores a través de sus comportamientos. El cerebro de los niños se va modulando a través de nuevos aprendizajes y cada etapa de su desarrollo trae nuevas características. En nuestro artículo sobre el miedo en la infancia, explicamos que esto es algo muy frecuente debido al desarrollo cerebral. A medida que van creciendo, los temores van desapareciendo o cambiando, pueden ser miedo a la oscuridad, a la soledad, a que dejen de quererle, al fracaso, etc.
Podemos aprender a leer el motivo de su «mala conducta»:
Por estos motivos, ante un comportamiento que consideramos inadecuado, es bueno primero ver qué está pasando, ya que estas conductas pueden esconder motivos importantes.
- ¿Qué está intentando comunicar? Necesidades básicas, dolor físico, emociones, sentimientos, disgustos.
- ¿Cómo está actuando el adulto? Si mediante enfado consigue lo que quiere, aprenderá a usar esa ira para obtener siempre lo que desee.
- ¿Tiene miedo a algo? miedo a que sus padres dejen de quererle, nuevas rutinas, personas desconocidas, al colegio, etc.
Pautas y consejos para actuar de forma positiva ante sus conductas
¿Qué no hacer?
- Intentar dialogar mientras está enfadado
- ¡No me grites! ¡No lloriquees!
- Ignorarlo (está intentando expresar algo y no hacer caso puede generar rechazo e incomprensión).
- ¡Castigado, a tu cuarto!
- Si no es para tanto, no pasa nada
- ¡Deja de molestar y de pegar!
Alternativa positiva
- Esperar a que se calme “Te has enfadado porque no has podido jugar. Lo entiendo, pero mañana podremos seguir jugando«
- Si me hablas así no puedo entender lo que me dices. Intenta hablarme de forma calmada.
- Acompañar la emoción: “Me quedo aquí a tu lado, cuando te tranquilices te escucharé”
- Tiempo fuera positivo: “Vamos al rincón de la calma (o su habitación) para que puedas calmarte. Respira hondo y despacio”
- “Sé que ésta situación te disgusta” (ponerse a su altura y escucharle)
- “Entiendo que te enfades, pero recuerda que tenemos la norma de no pegar ni romper cosas”
Además, estos consejos pueden ayudar:
- Frases breves para explicar: Si juegas con esto se podrá romper o Ya es hora de dormir, mañana podrás seguir jugando.
- Dar otras opciones: El tiempo de jugar en el parque se terminó. En casa podemos leer ese libro que tanto te gusta o escuchar una canción. ¿Qué prefieres?
Es necesario mantener la calma, y generar esa misma calma en el niño, para después comprender qué le pasa y enseñarle a expresar sus emociones o darle alternativas y crear así oportunidades de aprendizaje.
Sabemos que es difícil gestionar estas situaciones con paciencia y manteniendo la calma, pero sin duda es lo que tu hijo necesita en esos momentos.
Cuando los niños están abrumados por grandes emociones, nuestro trabajo es compartir nuestra calma, no unirnos a su caos
L.R.Knost
Gracias por leer nuestro artículo. ¡Esperamos que os haya servido!