Evolución del miedo en la infancia según la edad. ¿Cómo actuar de manera positiva?

Los niños experimentan miedos en su desarrollo, estos son llamados miedos evolutivos. El miedo es una reacción normal del organismo para huir de situaciones que se consideran peligrosas. En la infancia, a medida que los niños crecen, los miedos van cambiando según su desarrollo cognitivo y sus experiencias o vivencias.

Estos son los miedos más comunes y su evolución según la edad:

Al ser algo normal en su desarrollo, podemos encontrar diversas ventajas:

• Los miedos les alejan del peligro, manteniéndolos a salvo. Por ejemplo, el miedo a las alturas favorece que no se suban a sitios altos de donde se puedan caer.
• Ayudan en el cuidado del niño: el miedo a extraños hace que no se alejen demasiado de sus padres en la primera infancia.
• El poder de superación del miedo favorece su crecimiento personal, su maduración y favorece el desarrollo de la resiliencia.

Sin embargo, también podemos encontrar algunos inconvenientes. ¿Cuáles son?

• Si el miedo es muy intenso, los niños pueden presentar regresiones; uso del chupete de nuevo, dejan de controlar sus necesidades cuando ya las habían controlado, no quieren dormir solos, etc.
• Genera sensaciones desagradables. Puede desencadenar agobio, temblores, sudoración, angustia.
• La ‘no’ superación del miedo puede derivar en un problema mayor como son las fobias.

Es necesario ayudarles a expresar los miedos y las emociones que vayan surgiendo, para que puedan superarlos poco a poco.

¿Cómo debemos actuar? La importancia de los adultos

El papel de los adultos es fundamental en los miedos infantiles, tanto de forma positiva como negativa.

Actuar ante ellos de forma positiva es proporcionar seguridad y confianza para ir superando los miedos de forma natural. Por el contrario, resulta negativo si se transmiten los miedos de forma irracional e incluso los miedos naturales se podrían convertir en fobias.

Para ayudar a los niños podemos seleccionar lecturas y películas infantiles adecuadas: con finales felices y exentas de terror, realizar cambios graduales en el entorno, fomentando situaciones novedosas, reforzar las conductas de valentía, enseñar habilidades de respiración y autocontrol.

Estos son algunos consejos:

¿Qué NO debemos hacer?

• Reírnos de las reacciones que presenta el niño.
• Compararle con otros niños que no presentan sus miedos.
• Hacer públicas sus reacciones y comportamientos ante el miedo.
• Criticarle o castigarle por tener miedo.
• Forzarle de manera autoritaria a afrontar los estímulos fóbicos.
• Amenazarle con el estímulo al que tiene miedo («si no comes vendrá el coco”, si no haces esto te encerraré en el cuarto oscuro”…).
• Decirle «ya era hora”, “no era para tanto”… conforme vaya progresando en superar sus miedos.
• Protegerle en exceso evitando cualquier enfrentamiento al estímulo fóbico.

¿Cómo actuar positivamente?

• Actuar con tranquilidad cuando se presenta la respuesta de miedo.
• Dar apoyo emocional.
• Entrenar mediante juegos las reacciones correctas de enfrentamiento.
• Dejar que se enfrente a lo que le asusta, que se acostumbre él solo. Ej. olas del mar, animales, ruidos, oscuridad…
• Felicitarle por cualquier avance en la superación de sus miedos.
• Convencerle de que no hay que avergonzarse por sentir miedo a determinadas cosas. Utilizar frases como: «yo también tenía miedo a …” “tú eres mucho más valiente que yo”
• Ofrecer modelos correctos de cómo actuar. Ej.: estar a oscuras y hacerle saber que no pasa nada.
• Acercarle al estímulo que le da miedo de forma progresiva y siempre en un ambiente agradable para el niño.

En el día a día, recomendamos:

• Seleccionar lecturas y películas infantiles adecuadas: con finales felices y exentas de terror.
• Fomentar la autonomía.
• Realizar cambios graduales en el entorno, fomentando situaciones novedosas.
• Reforzar las conductas de valentía.
• Enseñar habilidades de respiración y autocontrol.
• Saber escuchar y dedicarles tiempo suficiente.

Debemos recordar que no es necesario superar todos los miedos, pues el miedo es una respuesta adaptativa para favorecer la supervivencia. El problema aparece cuando no nos permiten llevar una vida normal.

Podemos observar la conducta del niño para ver si se trata de un temor real y, en ese caso, ayudar a buscar soluciones y estrategias juntos.