Educar la tolerancia a la frustración en la infancia: estrategias para enseñar a los niños a tolerar la frustración.

La tolerancia a la frustración conlleva superar las limitaciones, problemas e incomodidades de la vida.

La frustración es ese sentimiento que surge ante la imposibilidad de lograr algo. En la infancia, esta frustración ocurre cuando pierden en los juegos, cuando no consiguen lo que quieren, cambios en la planificación (ej: en lugar de ir al parque hay que ir al casa) o cuando intentan realizar tareas excesivamente exigentes ya que es difícil para ellos responder adecuadamente.

La base del problema no es tanto el sufrimiento sino la actitud ante la frustración. Si la frustración es muy intensa, pueden verse afectadas las funciones de memoria o incluso pueden presentarse a través de un comportamiento y un pensamiento desorganizado.

La baja tolerancia a la frustración o una acumulación de este sentimiento puede generar rabia, enfados o ira. Pueden actuar de forma impulsiva, incluso agresiva.

Es bueno aprovechar los momentos en que se frustran, como perder un partido o un juego, problemas en los deberes escolares, incumplimiento de sus deseos o peticiones, etc., para fomentar una actitud positiva en estas circunstancias.

¿Cuáles son las características de una baja tolerancia a la frustración en la infancia?

1. Dificultad para controlar sus emociones.
2. Les cuesta adaptarse a nuevas situaciones.
3. Tienen poca flexibilidad al cambio.
4. Pensamiento radical: todo es blanco o negro.
5. Tienden a ser más exigentes o impacientes.
6. Pueden manipular a otros: «si no me ayudas con esto ya no te quiero»
7. Mala respuesta a la frustración aunque tengan alta motivación en hacer algo.
8. Episodios explosivos por motivos triviales.
9. Cuando no logran un objetivo, tienen episodios de llantos.

Los niños están en plena etapa de aprendizaje, por lo que están aprendiendo a manejar este tipo de situaciones y sentimientos que, a veces, parecen ser inevitables. Por ello, podemos adaptar técnicas y estrategias para que los niños logren adaptarse a los cambios y situaciones.

¿Cómo podemos educar la tolerancia a la frustración en los niños?

1. Enseñar a identificar el sentimiento de frustración cuando aparezca: “Estás enfadado porque no has entendido el problema de matemáticas. Ese sentimiento de angustia y malestar se llama frustración. Inténtalo otra vez con calma y tranquilidad”
2. Motivar al niño a pedir ayuda: primero debe intentarlo él, podemos animar con una frase: “inténtalo otra vez”. Si vemos que realmente no puede, ayudar.
3. Ayudar a buscar alternativas: “¿Que podrías hacer en lugar de enfadarte, abandonar o llorar?, ¡Vamos a probar otra vez de forma tranquila”
4. Elogiar buenas acciones: reforzar cuando retrase o evite su respuesta habitual de llanto e ira o cuando busque alternativas antes de frustrarse
5. Modificar la tarea: cuando le cueste conseguir un objetivo, enseñar alternativas o dividir en pequeñas tareas para conseguirlo
6. Aprovechar el fracaso como oportunidad para aprender: evitar sobreproteger, sino acompañar “es una desilusión perder el partido, ¡pero lo importante es jugar y tener espíritu deportivo!” “Ya habrá más oportunidades para ganar”
7. Fomentar el esfuerzo y la perseverancia: para conseguir sus metas: “veo que te has esforzado mucho y eso que la tarea era muy difícil, ¡Bravo!
8. Las rutinas y los límites: son necesarios para aprender que hay cosas que no se pueden hacer. Es bueno dar tareas y los objetivos que tengan que cumplir
9. Gratificación aplazada: evitar recompensas inmediatas sino enseñar que debe esperar para conseguir su premio

Además, debemos recordar:

• Es bueno validar sus emociones
• Evitar menospreciar «no pasa nada», «no tiene importancia», «es una tontería»
• Dar otras oportunidades para intentarlo de nuevo

Educar la tolerancia a la frustración no quiere decir evitar esas situaciones, sino aprovecharlas de tal manera que podamos fomentar estrategias para que los niños sepan enfrentarse y manejar la situación.

Esto será beneficioso para su presente, pero sobre todo, para situaciones futuras, ya que la frustración estará presente a lo largo de su vida.